Paseando por mi mente...
Walking in my mind...
Artículos, pensamientos y palabras. Un diario de vida, una forma de guardar en la retina esos momentos que una vez fueron importantes y poder capturar ese instante y mantenerlo vivo para siempre.
Articles, thoughts and words. A diary of live, a way to save those important moments to capture and to keep alive them forever.
Detalles.
Si ahora te pregunto ¿qué corona la puerta de Alcalá? ¿Sabrías decirlo sin tener que recurrir a Google?
Seguramente te quedarás pensativo y alguna vaga o difusa imagen se pasee por tu mente. Quizás un típico angelito, alguna cabeza de águila, o alguna cariátide se te venga a la cabeza en este momento. ¿Pero cómo es posible, verdad, no saber asegurar cual es la decoración de la misma puerta a la que has fotografiado en innumerables ocasiones, a la que has visitado cada vez que algún amigo ha venido a ver esta ciudad sin dueño, por la que has pasado tantas y tantas tardes al salir del Retiro, y a pesar de que ella misma, la gran puerta de Alcalá continúe ahí, como dice la canción, viendo pasar el tiempo?
Esto me hace pensar en todas las bonitas cosas que nos perdemos de la vida. Los detalles.
La prisa instaurada en una sociedad adicta al tiempo de reloj, provoca y crea necesidades efímeras de saber, que no tienen espacio más que en pequeñas tarjetas de memoria fotográfica, ya que nuestra mente divulga interés por demostrar más que por admirar.
Hace tiempo yo también era así.
Guardo fotos y fotos, recuerdo sentimientos, colecciono postales de lugares, olores y esencias que evocan momentos que pasaron y se quedaron atrás en el tiempo. Pero ya no, o ya no solo eso. No, porque una diseñadora no puede permitirse el lujo de olvidarse de los detalles.
Los detalles son eso que marca la diferencia. El punto final de todos los puntos seguidos. El estribillo de una canción. El bolso para ella. El reloj para él. Son la guinda del pastel.
Pero en la arquitectura, en el diseño, en el arte, en lo que rodea tu vida cotidiana al fin y al cabo…los detalles son eso en lo que no prestas atención pero que si no estuviesen ahí todo sería distinto, y nada, en cuanto a la historia se refiere, tendría sentido.
Estamos tan acostumbrados a esa belleza de lo usual, que no le otorgamos el valor que le corresponde. Esas fachadas de piedra llenas de acantos y roleos, esas infinitas cristaleras que reflejan la cara más humana de la ciudad por la que paseas, esas baldosas colocadas para guiarte en la dirección correcta. Todas esas y muchas otras cosas en las que tú no piensas, alguien sí lo ha hecho, por ti y por mí, para que no tuviésemos que preocuparnos por ello y simplemente adornaran nuestra inconsciente memoria y muchas veces mejoraran nuestra calidad de vida.
Hace tiempo yo volvía con mis recuerdos guardados en una cámara de usar y tirar llena de fotos que demostraban en los bonitos lugares en los que había estado. Pobre ilusa. He estado, si. Constancia tengo de ello, y qué? Si no recuerdo más que lo bonito que era en “general”, si no he entendido lo que sus calles me querían contar. Menos mal que eso cambió a tiempo. ¿a tiempo de qué, dirás? A tiempo de reloj. Porque a pesar de todo, es el tiempo que no perdona ni los segundos de una vida.
En cuanto empecé a estudiar diseño, empecé a valorar todas esas cosas que nos rodean y que pasan prácticamente desapercibidas, y cuán importantes son a la hora de valorar un conjunto. Ahora las tuberías vistas me fascinan. El acabado del hormigón que han puesto en el pavimento interior de no sé dónde me interesa. El rodapié de 40 cm de altura que enmarca un espacio que antes me resultaba insulso. Las clavijas integradas en un revestimiento cerámico. Los asientos tipo imperio en un hotel contemporáneo. Las columnas y los arcos en un edificio actual. Ahora todo tiene un porqué y un sentido. Ahora que lo entiendo, puedo admirarlo de verdad.
Hace dos años tuve la suerte de visitar la tienda de Chanel en el Soho Newyorkino. Mientras las demás mujeres, locas, al igual que yo,reconozco, con la moda y la alta costura, nada más entrar en la tienda corrían directas a estanterías y percheros vestidos con los maravillosos bolsos y zapatos que allí reposaban ajenos a sus futuras dueñas, me di cuenta de que lo primero que admiraba yo eran los techos y las estructuras. El material del suelo y los asientos. La iluminación y los cambios de alturas…y sólo después de todo eso, ya podía admirar los vestidos de Lagerfeld. Fue entonces cuando comprendí que ya no solo traería fotos de mis viajes, sino que también entendería su historia y su contexto.
Ahora voy por el mundo mirando al cielo y mirando al suelo. A veces me pierdo en conversaciones porque aparece ante mí algo grandioso que nadie más ve. Me quedo atrás cuando todo el mundo camina, porque algo ha captado mi atención. Ahora sé que sobre la puerta de Alcalá está el escudo de armas sostenido por la fama y el genio en forma de niño, entre otras muchas decoraciones del conjunto escultórico.
Quizás alguno ha sentido la tentación de averiguarlo al empezar a leer el texto. Si es así, entonces vosotros, los curiosos, seáis capaces de ir por el mundo dejándoos embelesar por la belleza escondida que nos rodea en el día a día.
AndreaplaceS


La primera vez que le vi.
Recuerdo la primera vez que le vi. Acababa de llegar a istanbul y nos habíamos reunido unos cuantos en uno de esos viejos bares que tanto me encantan, perdido entre las oscuras calles de la zona europea. Sonaba alguna canción de Rock acústico que ahora no recuerdo. La luz tenue, letreros de led rojo, los asientos gastados de cuero tipo chesterfield y la madera vieja que revestía el espacio hacían que el ambiente fuese aun más western. Todos hablaban un perfecto inglés. Yo entonces me sentía como un pez fuera del agua, trataba de atender pero mi mente dispersa solo podía centrarse en él, sentado en la otra esquina de la mesa, serio, con su barba de tres días y un cigarrillo que solo hacía que me sintiese en alguna vieja película de James Dean. Desde ese momento supe que se había convertido en mi objetivo.
Lo que entonces no sabía es que nada más entrar por la puerta, yo me había convertido en el suyo.
Benim Canim
AndreaplaceS

Merhaba istanbul
Nada más llegar cruzo el Bósforo en un coche que viene a buscarme con mi nombre en un cartelito. Hay nieve en las aceras, pero nada catastrófico como había podido ver los días previos a mi llegada en las crudas noticias, sobre el temporal siberiano en Turquía. Las luces de Neón azules y rojas me acompañan en la nocturnidad de mi llegada. Parece que la fiebre LED está invadiendo el país.
Adriana y yo, junto con 6 maletas, bolsos y nuestros indispensables portátiles, llegamos a nuestro "nice hostel", donde nos quedaríamos los primeros días locos en la antigua ciudad Otomana. Madruga, conéctate, ¿hay noticias? ¿Algún piso nuevo? Asimila los nombres de toda la nueva gente que trata de ayudarte. Berkan, Servan, Serkan, Haki, Hassan, Burkum, Ezgy, Gulsen…¿con quién habíamos quedado hoy? Ya no lo recuerdo. Menos mal que Adriana y su mente infalible, me acompañan en esta aventura Asiática.
Por fin tenemos un piso. Nuestro pisito de lujo, enfrente al mar, como yo quería. Sólo nos ha costado unos...¿tres, cuatro días? Ya no lo recuerdo, hemos visto muchos…y tantos que el mío me parece encantador. Sobretodo porque hace tanto calorcito dentro, que ya no sé lo que es el dolor de espalda tan típico madrileño.
No he tenido tiempo a casi nada y he tenido tiempo a mucho ya, y hace apenas una semana que hemos llegado. La burocracia me trae de cabeza…menos mal que una de las asignaturas de un mi nueva universidad, la Marmara Universitesi, es el Turco. Algo que tendré que aprender quiera o no, porque me encanta hablar con la gente de aquí. Creo que todo el mundo ve algo especial en los extranjeros (aparte de dinero dibujado en la frente) y aunque no sea fácil el entendernos son muchos los que tratan de ayudarnos. Yo, por si acaso, y como ser amable no cuesta nada, ya me he aprendido unas cuantas palabras. Por supuesto teşekkürler es la que siempre está en mi vocabulario principal.
Una cena iraní de bienvenida, cortesía de nuestros vecinos erasmus. Una fiesta tranquila para conocer la parte europea. La invitación a un piso con otros muchos, muchísimos estudiantes europeos,...nadie español hasta el momento por lo cual, mi cometido “improve my English” parece que va por buen camino. Pero todo parece tan difícil…ojalá pudiese dominarlo y no sentirme imbécil cada vez que trato de explicarme. Todo esto acompañado de una fina capa de nieve y un viento congelado que mantiene mi cutis terso.
Quizás sea la ciudad más bonita del mundo, siempre con el permiso del amor de mi vida, Madrid, claro. O quizás sea que yo me enamoro de las cosas tan pequeñas que un copo de nieve puede hacer que algo sea aún más mágico. No sé, pero si dijese, están un Turco, un americano, una francesa, una ítalo-alemana y una española de fiesta, quizás pareciese el comienzo de un chiste, pero ha sido mi noche de ayer. ¿Quién me lo hubiese dicho hace un tiempo?!
Tengo tantas ganas de hacer de todo y aprovechar cada segundo, que voy por el mundo con una sonrisa inamovible. Hoy he estado en el espacio interior más bello que mis ojos han visto jamás! Arquitectónicamente hablando. La mezquita Azul. Podría haber estado horas y más horas sentada sobre la interminable alfombra que cubre el suelo mirando hacia arriba. Seguro que lo haré, otra cosa no sé, pero tiempo aquí me queda mucho.
Cruzar de nuevo el Bósforo en ferry; que un turquito se enamore de repente en la calle de mí y me ragale una flor; que el cielo se despeje para poder ver el sol un rato, que todo huela tan bien, y esté lleno de comida, de gatos, de gente,… gente nueva que está entrando por una ventanita nueva del camino de mi vida. Todo es increíble.
Hoy es sábado noche, soy una estudiante Erasmus, y estoy felizmente en casa acompañada de mi portátil escribiendo esto. No siempre es todo como parece...
AndreaplaceS

Deseo de Nochevieja
Sentada en las rocas detrás de mí casa, admiro la inmensidad del mar, cuando se difumina en el horizonte para convertirse en cielo. Entre nubes negras asoman tres o cuatro estrellas, que luchan esperanzadas por encontrarse con su reflejo. Aprovecho este instante único y perfecto en el que vuela fugaz una estrella, simulacro de paz en el mundo, para principiar el año que llega, adjuntando en mi deseo, montones de deseos profundos e importantes.
Como por ejemplo, que la vida no se apague sin paz y sin gloria.
Que el pueblo no se rinda cuando las fuerzas flaqueen y si flaquean que piensen en los cadáveres que pueblan las calles de Siria o la tierra del Líbano; en los 40 millones que tienen sida, en los cuarenta mil niños al día que mueren en el tercer mundo o en sed y hambre remotas, para que así la debilidad se nutra de la vieja fealdad de la pobreza y saque fuerzas para el nuevo año que llega.
Que las personas tengan derechos, tengan nombre y privilegios; que puedan defender su causa aunque yo luche en contra, aunque tú luches en contra, aunque estemos en bandos distintos. Que podamos convivir todos en el mismo mundo con respeto y dignidad, y que los que mueven los hilos en la sombra se queden sin manos y sin agujas para hilarlos, para que así exista una verdadera libertad.
Que los asesinos se mueran de pena y pasen la eternidad entre llantos y lamentos, sin consuelo.
Que las enfermedades no nos cambien la vida, ni nos apronten la muerte. Que el tiempo cure las heridas de los buenos y ponga en su sitio a los malvados.
Que la esperanza sea lo último que se pierda, pero que no se pierda la cabeza cuando la esperanza ya no exista.
Que ganen los justos. Que la justicia imparta justicia, aunque sea un pleonasmo y la verdad vaya por delante, y si no que la mentira les agarre muertos de vergüenza. Que la muerte se pierda en el camino y si llega que llegue muy tarde, pero en paz.
Que el horror desaparezca.
Que el amor gane todas las partidas y la soledad no oprima los corazones.
Que los míos cumplan sus sueños y que los tuyos cumplan los suyos.
Que las sonrisas no se pierdan, ni los amigos, ni los sueños, ni el tiempo. Que el tiempo no pierda la memoria y que la memoria no se olvide de mí.
Y ya está, porque a estas alturas la estrella ya ha pasado, el cielo se ha cubierto y el frío se mete en mis huesos. Miro un rato más el mar del que tanto me acuerdo cuando está lejos y pido un último deseo… pero esta vez en silencio
AndreaplaceS